lunes, 27 de agosto de 2012

DULCE SUEÑO

Nuestro viejo cacharro nos ha servido como el más fiel de los amigos. Ha visto comenzar nuestra vida en común, nacer a nuestros hijos, llevar adelante  muchos viajes y aventuras compartidas, pero el tiempo no perdona y con gran melancolía le hemos acompañado en su último viaje al desguace donde donará solidariamente sus órganos a otros compañeros como otros hicieron con él y cumplirá un rito responsable, se reciclará por respeto a su medio ambiente.
Difícil encontrarle sustituto, era un buen coche, pero no podemos esperar más, lo necesitamos y porque el espectro del IVA nos amenaza con darnos un hachazo, así que cuanto antes tenemos que adoptar a un nuevo miembro en la familia.
Después de cenar, Juan hizo el café, pero lo sirvió en la mesa, junto a todos los catálogos de coches y el portátil listo para consultar. Para endulzar la discusión que preveía íbamos a enzarzarnos, descubrió en una bandeja unos trocitos de chocolate belga que guardamos como un tesoro bajo llave , fuera del alcance de “otros”.
Mañana, teníamos programada la visita al concesionario elegido y sospecho que todo este preludio me indujo un goloso sueño.

Iba acercándome a él, despacio como si levitara. En el ambiente había una especie de olor a vainilla, menta y jenjibre. Si mi naríz estaba ya borracha de aromas, mi boca comenzaba a reaccionar ante su imponente vista, sabía que de un momento a otro podría babear y no pude controlarme, le dí un lametón a ese espejo retrovisor de chocolate puro, siguiendo por todo el capó de blanco chocolate. De un mordisco arranqué un trozo de limpiaparabrisa de regalíz y con el comencé a rallar birutas del resto de la estructura. Los cristales de las ventanillas tintados de un indefinido color transparente estaban medio bajados y rompí un trozo para comprobar el punto de caramelo y caí en la tentación, metí la mano por la ventanilla y abrí la puerta. Me colé dentro, corrompiendo su intacto interior. Me acomodé en su asiento de mullida y enorme nube de nata y fresa. Arranqué de su cuadro de mando sus coloridos Lacasitos y luminosas gominolas. Me sorprendió y mucho el gran chupachups de la palanca de cambios. Demoledor. ¿Cómo hacer para llevarmelo a casa? Lo que nos perdemos con el automático. Nerviosa por tocarlo, dí un respingo y activé el surtidor del limpia y un líquido afrutado comenzó a resbalar por el parabrisas. Refrescante.
Agradablemente sorprendida desperté. A mi lado Juan dormía y me pregunté si podría haber una conexión entre nuestros sueños. Puede que esa gotita de chocolate en el lóbulo de su oreja sea un indicio.....

Llegó el momento y allí estabamos, pegando la nariz al escaparate del concesionario de nuestro coche, como niños frente al kiosko de golosinas, como Hansel y Gretel en la casa de chocolate.
La bruja de la vendedora convenciéndonos de sus bondades, nos invita a probarlo incluso con un pequeño paseo.
Yo no hago más que preguntas y preguntas, aunque ya me tiene convencida y ella lo sabe.
Tras la mesa y el posible contrato de venta, le tienta a Juan y este astutamente, le dá el hueso, aún no estoy a punto. Qué tal una rebaja más al precio o me regalas la instalación del enganche y me incluyes el triángulo de emergencia

Dados los tiempos que corren, la bruja cayó en el caldero.


Besos golosos.

14 comentarios:

Las Gemelas del Sur dijo...

¡Qué dificiles son las despedidas!
Incluso las cosas materiales llegan a ocupar un lugar tan preferente, que les atribuimos, casi, tratamiento humano. Son las vivencias que se hacen recuerdos, es otra etapa...una puerta que se cierra y otra abierta...

Estrellas en la Tierra dijo...

No me quiero ni imaginar el día que tenga que cambiar mi PRIMER coche. Si ya le tengo cariño y mira que es feo (pero práctico ¡eh!, es feo pero muy práctico y baratito de mantener).
Que hambre me da dado tu post...

Mar dijo...

Gemela, era uno más de la familia, lo alimentabamos, lo lavábamos, le llevábamos a su médico...lo mimábamos jejeje..Nos deja un dulce recuerdo.

Besos.

Mar dijo...

Cambiar de coche es una decisión muy crítica. Estrella cuida de tu maravilloso cacharro, porque los nuevos modelos son más caros de mantener, en vez de tuercas y tornillos parece que todo son chips que solo los repara el cotizado señor ingeniero.
Nos hacemos unas chuches que invito yo.

Besos.

Marta piesdescalzos dijo...

Cuando cambiamos de coche hace un tiempo, volvimos a elegir el mismo, hasta del mismo color!!!!

Mar dijo...

Madre mía, Marta!! Como si hubieras clonado el coche. Sin duda os ha enamorado. Suerte habéis tenido que siguiera el modelo en fabricación, sospecho que es un buen coche, un clásico.


Mercedes Pajarón dijo...

¡Lo que lamenté que se muriera nuestro primer coche...! ¡Cuántos recuerdos iban pegados a cada una de sus piezas...! Lo bueno fue que hice unas fotos antes de que se lo llevaran, incluida una del cuentakilómetros... y tuve una corazonada: comprar un décimo de lotería con ese número...¡Pues nos tocaron 15.000 ptas, jajaja! No fue mucho, pero no te puedes imaginar qué ilusión nos hizo!
Bueno, ahora a querer al nuevo coche como al anterior, eh? :-)
Un beso y gracias por haber venido a recibirme :-)

Towanda dijo...

Hola Mar.
Todo lo que suena a despedida, es triste se trate de lo que se trate. Cuando cambié mi coche me pasó lo mismo; ahora ya lo tengo superado.

Un beso muy fuerte.

Kym dijo...

Qué dulce sueño!!!! también pagabas con monedas de chocolate?? ;)
Me cuesta mucho desprenderme de las cosas y, como tú dices, los coches nos acompañan mucho. Eso sí, qué alegría da tener un coche nuevo!

Un abrazo

Mar dijo...

Caray, Mercedes, hasta en el último de sus momentos os dió satisfacciones. La idea del número del cuentakilómetros es digna de una persona tan creativa como tú y además afortunada.
Me la apunto, voy a dar de baja la moto, probaré a hacer lo mismo. jejeje!!!

Besos.

Mar dijo...

Towanda, es un sentimiento contrapuesto, la pena de despedir a un compañero fiel y la alegría de estrenar un nuevo y flamante amigo.

Besos.

Mar dijo...

Kym, no lo había pensado, muy ocurrente. Pensando, pensando el otro día encontré en el kiosco, billetes que se comen, me recordaban al momento de comulgar, "cuerpo del capitalismo" "Amén".

Besotes.

Anónimo dijo...

Admirar apasionadamente el sentir de alguien tan especial... De verdad que a veces soy incapaz de asimilar tanta cosa bonita a mi alrededor... doy gracias mil veces por encontrar aquello que tanto ansié y creí que no tendría, por encontrar gente que me agita el corazón y me enseña que admirar a otro es síntoma de que quiero seguir mejorando yo misma...
No puedo quedarme sólo con el objeto... me quedo con todo lo que me haces sentir cuando te leo...
Ya encargué el libro que me aconsejaste en la pequeña librería que me ha visto crecer... cuando me llamen, iré ansiosa para adivinar que pudo hacerte sentir a ti, y qué azotará en mi!

Mar dijo...

Unas palabras muy dulces me dedicas que nos sirven para retroalimentarnos a ambas, porque amiga yo también aprendo mucho de tí. Eres un bombón relleno de refrescante menta, así te veo yo de dulce y alegre.

El libro de Gianni Rodari es muy antiguo, lo leí por primera vez siendo estudiante de magisterio y me influyó mucho. Ya me contarás cuando lo leas, espero con interés tu opinión.

Besotes.