martes, 19 de noviembre de 2013

FILA CERO Y PALOMITAS. ORANGE Ô DESESPOIR

Tengo una querencia especial por este corto que me ha atrapado al primer vistazo, quizás por vivir en el país de las naranjas o porque siempre he soñado con un viaje al Caribe.
En el fondo me ha enamorado esos ojillos de curiosidad, de esperanza, de determinación en esa naranjita menuda pero valentona.

¿Qué es lo que le lanza a saltar de una caja a otra llena de alegres piñas bailongas? Puede ser que se haya descubierto unas capacidades distintas que nunca le dejaron soñar o tal vez sea una necia que sobrevalore su naturaleza y su sueño sea una mera quimera. Solo ver esos ojillos ilusionados en su objetivo hacen esperar que todo sea posible en ese horizonte futuro desconocido y enigmático. Allí de una manera u otra todos pretendemos encajar. 
El trabajo, el tesón y la voluntad son herramientas que pueden garantizarnos conseguir nuestro lugar deseado, pero no dudo que una buena dosis de suerte o el encontrarse en el momento justo y en el punto preciso nos puede dar el empujoncillo (no sé si bien intencionado o no).

No os perdáis la escena final después de los créditos. El optimismo a la enésima potencia.



Besos con ritmo caribeño.

viernes, 27 de septiembre de 2013

ENERGÍA PROPIA

He soltado lastre, me he desembarazado de un equipaje que permanentemente llevaba encima, por fín he sido capaz, y tras experimentar esa ligereza, no me puedo explicar cómo no me dí cuenta antes de la necesidad de liberar a mi cuerpo, castigado a soportar encima un sobrepeso que llevaba hasta que mis piernas dieron la alarma con sordos quejidos y algún que otro crujido.

Eficiencia energética. Me transporto con menos esfuerzo y se consigue mantener una tonicidad que te pide no renunciar al movimiento, a desearlo, a estar satisfecha de tu propio cansancio al que encuentras más tarde de lo habitual y a olvidarte de la desgana que te provocaba tiempo atrás.

Así  pues, este verano he explotado mi propia energía, he retrocedido unos cuanto años atrás, he vuelto a las antiguas usanzas, un tanto, a algunas costumbres vintage en un agradable ambiente rural.

Gestión generosa del esfuerzo. Gastar la energía para sentir que nuestras necesidades y deseos tienen un costo y comprobar que el esfuerzo físico retroalimenta a la mente, que el cansancio es tremendamente sano.

He sacudido a fuerza de golpes los colchones que han dormido todo el invierno encima de sus somieres, sin aspiradora que valga, el polvo se lo llevó el viento que se paseaba por la terraza.

Limpiar la piscina, o más bien la balsa, sin máquina de hidropresión, con los cepillos de toda la vida, a quitar los bichos ahogados con la red barredera sencilla y artesanal, porque no existe la depuradora que además nos obligó a vaciar un par de veces su volumen.

La excepción, la lavadora, no renuncio a ella por nada del mundo, ahora bien, había que llevar la ropa al tendedero subiendo un repechón desde el garaje al otro lado de la casa y nada de dejar caer la ropa sobre los hilos, pues estaban a cierta altura para que las sábanas no tocaran el suelo.  Era agradable sentir el abrazo mojado de la ropa al viento, acariciar su piel para borrar sus frescas arrugas. Ni un recuerdo para la secadora.

Por la noche sacábamos a pulso la antigua televisión a la terraza y luego otra vez a su lugar, como al niño pequeño que se ha quedado dormido.

Resucitar a la vieja bicicleta para volver a sentir el pedaleo de mi niñez, para comprobar que todavía soy capaz de recorrer los caminos que casi había olvidado.  Abandonar el coche e irme a comprar con mis alforjas colgando de mi bici y adentrarme por las callejas del pueblo de tienda en tienda, al mercado ambulante para volver a regatear,  parlotear con su gente y escuchar historias miles.
Sorprenderme que este pueblo estuviera preparado para aparcar mi bici con su artilugio y conseguir atarla por si las moscas y sentirme arropada, porque no era la única que amaba ser ciclista, la que sentía esa solidaridad, esa complicidad entre nosotros. 
Llegaba a sentir que era un pseudopeatón que rodaba un poco más rápido que caminando, que podía saludar al que se cruzara conmigo, porque le veía la cara, porque veía reir sus ojos, su boca y recibir su saludo. 
Al final del viaje podía sentir como la corriente de energía había discurrido por mi cuerpo y electrificado mis piernas, una agridulce sensación, una liberación de tensiones que alcanzaba a llegar a mi mente, sacudiendo sus telerañas y su polvo adormecido.
Estoy segura que algún beneficio más me habrá aportado del que no soy consciente, porque las posibilidades de la bicicleta combinadas con nuestra energía son muchas.
Nos podemos sorprender.


Así que aquí la tengo, en la ciudad, me le llevé con mi equipaje.  No se si encajará tan bien como en el campo, si el día a día sujeto a las prisas, a las máquinas y la técnología punta dejará que saboree por un breve momento, la libertad del verano.
Hace unos días nos recibía bien la semana de la movilidad que se estaba celebrando en muchas ciudades, haciendo un hueco cada vez más grande a la bicicleta y también al caminante, energía vital, saludable, respetuosa con tu entorno y tu propia energía.

Que la fuerza y la energía os brote de vuestro cuerpo para seguir adelante durante todo el año.

viernes, 21 de junio de 2013

PARKING

No se como lo hace, pero él siempre encuentra hueco. Es paciente, perseverante y muy perspicaz, sabe detectar las pistas que le llevan a deducir que ese individuo se marcha, abandona ese espacio porque ha sacado las llaves de su bolsillo, porque sabe a la hora que habitualmente sale a trabajar, porque presiente que el conductor de ese coche se marcha, sabe que no acaba de llegar. Tiene un verdadero radar para encontrar aparcamiento en el más de los saturados barrios de la ciudad. Lo más increíble es que no le estresa para nada esa  operación de búsqueda y no es ningún revulsivo para no utilizar el coche y moverse por la ciudad. Yo no le encuentro otra explicación, tiene suerte, está en el sitio adecuado y  en el momento oportuno. No busca la suerte, es que la fortuna le encuentra.

Sin embargo, en esa odisea, ella acaba siendo una mujer al borde de un ataque de nervios, ¿por qué no puede plegarlo y meterlo en el bolso?. Sería ideal, siempre contigo, controlado, no te lo rayan, ni ensucian, ni te lo multan y se ahorra un montón de maniobras y cálculos. En fin, los dioses le tienen negado el privilegio de encontrar el ansiado oasis que dé descanso a su coche, hasta que comprueban que ha recorrido todo un vía crucis y por compasión le recompensan y logra aparcar. 

Ha sido una constante en su vida, la dura tarea de aparcar.
No puede precisar cuando comenzó a practicar esa operación, un poco después de acabar bachiller, justo cuando decidió dejar en vía muerta la ilusión de ser enfermera para hacer un cambio de agujas y emprender su otra vocación de maestra. Pero llegó la crisis de los 80 y  acuciada por la necesidad de trabajo, dejó aparcada por un tiempo indeterminado ese futurable oficio y entró en la administración pública del estado y de ese parking público ya no hubo salida.

Y aparcar varios amores por elegir uno solo.

Pasó el tiempo y la vida le regaló unos preciosos hijos que se convirtieron en su norte, olvidándose de tantas ilusiones y sueños pasados. El mundo le exigió de nuevo aparcar a sus hijos pequeños durante muchas horas al día y delegar su afecto en otras personas. Amargo aparcamiento que nunca entendió se pudiera considerar no fuera contra natura, apartar a los hijos del afecto y contacto de su madre a los pocos meses.

Rompersele el corazón al tener que admitir la necesidad de cambiar el hogar de toda una vida a otra morada desconocida a su padre, sabiendo que era definitivamente el último parking.

El reloj corre y la espera se hace corta o eterna.

 Todavía tiene tiempo, el poco tiempo del que pueda disponer. Aprovechar el tiempo, saber sacarle partido. Explotar todos los recursos para gestionar bien el tiempo. Quizás ese tiempo futuro le permita sacar del parking más de un sueño injustamente inmovilizado. El precio que tenga que pagar al pasar por la cabina de salida es una incógnita, no sabe si se lo facturarán por minutos o por horas, ya se verá y si hace falta nos saltaremos la barrera y diremos como en las autopistas catalanas, no pago peaje.

De momento la tecnología puede ser nuestra aliada. Esta madre ya la aprovecha bien.



Besos sin peaje.

sábado, 1 de junio de 2013

FILA CERO Y PALOMITAS. PIGEON IMPOSSIBLE

Hoy os invito de nuevo a ocupar una butaca en la fila cero de esta Tartana, pero no me atrevo a ofreceros palomitas, por lo menos como la de este corto de animación desde luego no. Ya me diréis si os atreveríais a veroslas con ella.


Siempre las he considerado una simbólica ave, de la paz, ambientando las plazas y jardines. Entretenimiento de los niños que se empeñan en darles de comer las sobras de sus meriendas, a perseguirlas para que arranquen a volar o en un descuido las puedan cazar. Amigables, pero muy cautas, graciosas con su baile de cortejo y ese pavoneamiento del macho con su buche hinchado. Recuerdo de pequeña haber visitado un palomar donde preparaban a los pichones para competiciones en vuelo, todo un arte y dedicación.
En fín, desde esa perspectiva, una imagen muy agradable. Hasta que un día mi hijo, en el patio de infantil,  quiso recoger una blanca pluma de alguna paloma que la perdió y una madre muy alarmada me advirtió del peligro de tocarla, son tremendamente sucias y foco de infección o contagio de gérmenes nocivos, vamos me las retrató como ratas que vuelan, por no decir la plaga que son para los edificios históricos.

Yo ignorante de todo esto, un día recogimos de la calle a una paloma blanca que quieta a pie de un árbol parecía herida o enferma. Mis hijos insistieron - ¿podemos ayudarla? ¿la llevamos al veterinario?  Ufff!! cualquiera les dice que no y desautoriza la parábola del buen samaritano. Al llegar a casa la metimos en una caja arropada con algún recorte de tela, agua y algo de pan, al ratito parece que la paloma espabiló y de repente arrancó a volar directo a la ventana, que tenía las persianas venecianas subidas y los cristales recién limpios y transparentes y cerrada, claramente. La consecuencia la podéis imaginar, se dió un trompazo morrocotudo contra el cristal y vuelta a estar noqueada. Los peques decidieron abrir la ventana de par en par y esperar. Dicho y hecho, la paloma volvió a reviscolar y directa a la calle. Fue un espectáculo verla salir desde la altura de un octavo piso y emprender el vuelo hacia no se sabe donde. ¿Mamá, volverá al parque? y ahora pienso, pues menos mal que se fue, fuera donde fuera.

Besos y rosas como se dice por aquí a las palomitas (de comer).

domingo, 26 de mayo de 2013

GEORGES MOUSTAKI

Adieu, Monsieur Moustaki, un vrai poete. Vos chansons sont éternelles.
Merci pour me faire revenir a mon infance.

Su canción para los niños. Preciosa.



Besos.

sábado, 18 de mayo de 2013

SMARTBLUE

Fotografía de Fabian Oefner

En la habitación en completa oscuridad, Lucía, se mueve con toda soltura. Tiene memorizado el punto exacto de todos los muebles y parece que posee un radar para detectar alguna modificación, ese es su sexto sentido, una intuición extraordinaria. Percibe esa sensación extrasensorial en todo su cuerpo y no podría localizar cual es el sentido que lo detecta, o quizás sean todos juntos, queriendo suplir la falta del sentido de la vista. Lucía siempre explica que su oído trabaja por dos y se ha metamorfoseado en un oído de murciélago y que cualquier día se convierte en Batwoman (no suena mal, ¿verdad?).

Su sentido del humor es la pantalla tras la cual actúa con sombras chinescas y tras esa trastienda la realidad es otra.

Lucía tiene miedo, solo pensar que tiene que salir de su controlada morada, de su seguridad al andar, le descompone, pero sola y con el deseo de ser independiente o al menos con un grado de autonomía decente,  se arma de valor y se lanza al agujero negro de la calle, al torrente de sonidos que tantas veces llega a aturdirle. No importa tiene la capacidad de memorizar la red de calles que le son habituales y cotidianas, es un ejercicio de prácticas maniobras, como una conquista militar. Las únicas barreras difíciles de rebasar, las trincheras de los pasos de peatones. ¿Cuándo salir de ellas para lanzarse a la trinchera del lado contrario? No se fía de seguir los pasos de otros peatones que se lanzan a cruzar sin saber si lo hacen con seguridad. Ahora ha bajado tanto la intensidad de circulación que aprovechan para pasar cuando está rojo, porque ellos si ven no venir a los coches. No tiene más remedio que pedir ayuda a algún samaritano seguro.

Pero esta vez no, la tecnología es su aliada, se siente un soldado biónico, con su móvil en el bolsillo y el bluetooth activado, el semáforo se conecta con él y al acercarse comienza a emitir unos tonos de orientación y comienza a cruzar gracias a otros tonos de paso y por fin sabe que el ciclo verde se acaba con los tonos de fin de paso. Solo se activa si lo solicitas con las ondas de tu móvil o del mando que existe también al efecto, de modo que no molestan esos antiguos sonidos que se activaban continuamente si o si, aunque solo cruzaran  personas videntes. 
Además es un sistema polivalente, porque es fuente de información al ciudadano en general, ya que puede recibir por bluetooth incidencias del tráfico, obras cercanas, nombre de la calle...etc

Vamos que le daría un par de besos a quien haya inventado este sistema inteligente de Smartblue y se siente orgullosa que su ciudad, Murcia, haya sido la pionera en instalarlo.

La realidad de nuestro mundo se puede aprehender a través de muchas experiencias personales y únicas, a veces hasta intransferibles, pero esa accesibilidad, esa conquista, es  un derecho que debiera ser innegable y al alcance de todos.


Besitos de luces y sensaciones.

viernes, 12 de abril de 2013

FILA CERO Y PALOMITAS. LA LUNA

Las nuevas generaciones tienen el poder de aprender y saber innovar. Pero donde se fragua y toman cuerpo esas facultades es primeramente en el seno familiar. Tiene una influencia decisiva  ese ambiente de afecto, protección y representa todo un referente para el niño, ese cúmulo de sabiduría y experiencia.

Este corto de Pixar es encantador  y me ha llevado a volver a saborear los momentos en la cocina de tres generaciones, un día cualquiera. Mi hija, mi madre y yo trasteando entre cacerolas, cucharones y alimentos variados para orquestar entre las tres un delicioso guiso. Enriquecedor no solo por sus nutritivas propiedades, sino también por las risas, pequeñas contrariedades, achuchones  y antiguas historias llenas de consejos-recetas.

Coged fuerte vuestro pozalito de palomitas que vamos a dar un paseo por la Luna.



Un cielo esta experiencia familiar. Seguro que habrás vivido alguna escena que identifiques con  esta pequeña historia.

Besos intergeneracionales.

jueves, 4 de abril de 2013

EL POTRO OSCURO


Tengo la sensación que mi vida corre muy deprisa, que se ha pasado de revoluciones y no consigo cambiar a una marcha más corta. Embalada hacia la meta en la carrera de la vida, siento que mi vida es solo el vehículo en el que viaja mi esencia , mi ser, mi existir. 
No soy del todo consciente que han hecho en mí los cambios, el tiempo, soy y me siento la misma desde que tengo asumida mi identidad. Lo sé, la vida juega con el tiempo o el tiempo madura a la vida haciéndole cambiar hasta de color, de estética y siento que viajo secuestrada en ese vehículo vital que me impone sus reglas. 
Y la carrera sigue y llegaré a la meta, sin aplausos, sin laureles, ni medallas, simplemente para concederme el crédito de seguir siendo, de cambiar de vehículo para que mi ser siga otro viaje.

Sospecho que solo sea un pensamiento egocentrista, porque es posible que yo sea únicamente un instrumento que la vida utiliza para perpetuarse, para luchar contra el caos, para ganar la partida a la nada. Nos encontramos todos en esa espiral de fuerzas y leyes donde la verdadera entidad es la vida que logra adaptarse y evolucionar. La perspectiva de un todo, ninguna individualidad.

Una reflexión de adulta que ha hecho difícil la interpretación de este sencillo cuento infantil de Miguel Hernández. Seguro que el mensaje que extraigáis sea tan personal como diferente. ¿Lo compartirías en esta Tartana?



Besos.

viernes, 1 de marzo de 2013

MÁS QUE NIÑOS





Desde nuestra perspectiva actual de adultos miramos a la infancia con añoranza y porque no decirlo con envidia sana, por supuesto.  Quien fuera niño ahora, en esta parte del mundo civilizado, claro está.  Pertenecer a esa infancia que goza de una gran consideración y atención  y hasta llegaría a decir de sobreprotección, porque no sería para menos al sentirnos engullidos por una sociedad tremendamente compleja, hostil e invasiva en la que crecen nuestros niños. Nos da miedo dejarlos solos, queremos preveer todas sus contingencias, tenerlos siempre controlados y muchas veces infravaloramos sus capacidades y se llega hasta tal punto que no despegan el vuelo, no abandonan el nido, hasta más allá de los 30.

Por mi mente rondan algunas comparaciones a la hora de que aprendan a valorar el riesgo, a experimentar la realidad. Difícil es cuando los envolvemos entre algodones, cuando van al parque y juegan en ese rincón lleno de columpios de diseño, acolchados con un suelo de goma especial que amortiguan las caídas, frente a nuestros juegos de antaño entre cañaverales, tierra, piedras, muros que escalar y árboles a los que subir. 
Por cierto, ¿le hemos preguntado a los niños cómo quieren que sean sus parques, cómo quieren y con qué quieren jugar? Quizás nos sorprenderían pidiendo jardines, escaleras, plazas, sitios para esconderse, lugares no especialmente diseñados para el  mismo juego que al final aburren,  que no les dejan inventar juegos que les lleven a la sorpresa.

Sería estupendo que nos pidieran la ciudad entera para ellos. Una ciudad diseñada pensando en ellos que como nos dice Tonucci (pedagogo italiano), una ciudad para los niños es una ciudad para todos.  Una ciudad llena de niños, visibles por sus calles y no solo a la hora de salir o entrar al colegio. Niños que viven su ciudad con gran autonomía, solos o vigilados de lejos por los adultos, que comprenden y descubren las necesidades de su ciudad.  Porque seguramente una ciudad con esa vida de barrio, con esa supervisión  vecinal será más segura para nuestros niños y no exclamaremos al ver a niños de 7 u 8 años solos que sus padres son unos irresponsables, sino que esos hijos asumen su parte de responsabilidad y la ejercen y nosotros tomamos las medidas y velamos porque así sea.

Señores alcaldes, escuchen a los niños, todavía no han acabado de aprender a pensar como adultos, son originales, creativos, libres de prejuicios, a mostrarnos a hacer de otra manera las cosas y pueden permitirse decir lo que piensan sin ser obedientes, buenos y quizás piense poco respetuosos. 
¿Se atreven a asumir ese reto, a sentirse incómodo, a dale la vuelta al calcetín y a ver la ciudad ni desde la derecha ni desde la izquierda ni desde del consenso, sino desde la felicidad?

Es posible, y nos pueden sorprender. Os muestro una propuesta de unos niños hecha realidad.


Besos creativos.

sábado, 2 de febrero de 2013

FILA CERO Y PALOMITAS. PAPERMAN


Pasad, pasad y acomodaros en la fila cero de este rincón de la Tartana.
Os invito a palomitas dulces o saladas para también deleitaros con este corto "Paperman" que Pixar ha incluido en la película de Disney "Rompe Ralph".
Es un corto en que ha combinado la técnica moderna de animación por ordenador con el estilo de animación tradicional a mano y el resultado es fantástico.
Pero lo que más me ha gustado es descubrir que en el amor hay una segunda oportunidad.
No os lo perdáis, pues Disney lo ha lanzado en abierto en su canal de Youtube.



Besitos cinéfilos.

viernes, 4 de enero de 2013

QUINCE AÑOS


Acaba de cumplir quince años, quizás nunca nos lo pida o tal vez más adelante. Hasta que llegue ese momento, solo puedo imaginarme sus razones y motivaciones para preparar las mías. Me sirve de referente mis casi olvidados quince años y estar prácticamente segura de conocerla.

Una de mis pesadillas, la moto.

Imagen del artista David Walker.


Este día es muy especial, porque voy a hacer el examen teórico de ciclomotor.
Hoy cumplo 15 años. Creo que va a ser el mejor cumpleaños de todos, porque estoy segura que voy a aprobar y me compraré una scouter muy molona que ya he visto en el escaparate del concesionario.

Mañana a las 5, tengo que ir a la autoescuela con mi mejor amiga Emili que es de Orlando, Estados Unidos, pero ahora sus padres trabajan aquí. Ella me dice que allí pueden sacarse el permiso de conducir coches a los 16. ¡Que potra!

No me he tomado nada para los nervios, porque Emili ya me dijo que ella casi se queda medio “empaná” en el examen.

De todos modos, todavía me dura el alucine, desde que mi padre me dijo que si, cuando le pedí sacarme el permiso de la moto. Mis razones tenía: el ahorro de gasolina, porque no me llevaría al instituto en coche; no quería ser la rarita que no tiene ciclomotor; no voy a hacer tonterías, porque no tengo que demostrar nada como esos niñatos de 4º C…,

De la segunda razón no estaba tan segura, porque a veces me llevaba en su moto Jorge. Me abrazaba a su cintura bien fuerte en el momento de arrancar, a punto casi de hacer un caballito y pegada ya a él, para no caerme, sentía bajo su cazadora sus fuertes músculos y esto me confundía, no sabía si era el miedo o el contacto con su cuerpo, lo que hacía que mi corazón fuera a mil por hora.

El me enseñó a ser como él dice, un buen paquete. Acompañaba sus movimientos de vaivén como un péndulo que se movía al mismo tiempo con él, como si fuéramos un mismo cuerpo. Ufff! Qué romántico!! Ja ja ja ja!! Jorge dice que Emili parece un palo cuando la lleva con él y más de un susto le ha dado la moto, haciéndole un extraño.

Creo que mi padre me ha leído los pensamientos y piensa que es mejor que tenga mi propia moto para no ir de paquete en ninguna. Veremos como me las apaño para no llevar a nadie de paquete, porque si me ponen una multa, mi padre es capaz de castigarme sin salir un mes y descontarme el dinero de la paga.

A continuación de su SI me dijo: “Haz las cosas con cabeza, hija”. Por cierto, tengo que comprarme el casco. Después de la autoescuela, iré con Emili a ver modelitos, buenos, bonitos y bien de precio.

Este es mi primer paso de conductora motorizada y no pienso parar hasta conseguir el permiso de camión…..


Besos motorizados.