domingo, 16 de septiembre de 2012

TUS HIJOS


Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida
deseosa de si misma.

 No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos,
pues ellos tienen su propios pensamientos.


Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas,
porque ellas viven en la casa del mañana
que no puedes visitar,
ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures
hacerlos semejantes a ti,
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.

Poema de Kahlil Gibran.  Pintura de Katie M. Breggen

Hemos llegado y estamos atravesando esas aguas bravas de la adolescencia, ese nadar a contracorriente unas veces y otras a favor del reflujo, a que nos traguen los remolinos y a flotar sobre aguas en calma. Ese barco que no se define, a medio construir, que cree tener claro el rumbo a tomar, pero no domina el manejo de la brújula. Ese barco me quita el sueño, porque no quiero que se estrelle contra los acantilados. Pero qué hacer si yo no quiero, ni debo ser el capitán de su barco. Solo me atrevo a ser el viento que sopla a su favor, que le susurra rumbos desconocidos, a ser el puerto en que refugiarse cuando la tormenta arrecia.
Este viejo capitán que le cuenta miles de historias, aventuras y desventuras, que nunca serán las suyas, porque las de él serán otras historias.

Besos marineros.