martes, 24 de enero de 2012

ABRE UN LIBRO

Me gustan los libros con contraportadas duras, de variadas texturas. Antes de abrir un libro me gusta acariciar sus armazones, me recreo con la portada, sintiendo el suave roce satinado de su envoltura o la sensación áspera de la rugosa tela del recubrimiento y a la vez percibir bajo la palma de mi mano, la fría temperatura de ese primer contacto que poco a poco, tras el manoseo del vaivén de la lectura, alcanza una tibieza casi igualada con la de mi cuerpo. No solo encuentro su explicación en la termodinámica, ya que a su vez, creo que fluye un halo indetectable entre mi curiosidad ansiosa por descubrir sus secretos y la atractiva portada irresistible con su título e insinuantes dibujos.

En el momento en que abro el libro, cierro los ojos para recibir, por un único sentido, el característico perfume de las hojas de papel recién salidas de la imprenta. Ese olor a libro nuevo, tan poco perdurable, que se evapora con el paso del tiempo para impregnarse de otros aromas a viejo, absorbiendo todo tipo de matices propios de la estancia que su destino le marque y que le darán carácter, que le otorgarán un color específico por ese proceso químico del cambio.

Celebro la ceremonia de poseedor y poseído como del ritual del vasallaje se tratara. La espada que armará caballero en la aventura que encierra, será consagrada por el marcapáginas decorado y serigrafiado para marcar el camino, capítulo a capítulo.

Sin dudarlo son sensaciones que nos han acompañado desde la infancia hasta nuestros tiempos, que están arraigadas en lo más profundo de nuestros recuerdos y cuan distinto van a ser para las generaciones que nos sucederán. Ese cambio, esas nuevas percepciones en el placer de la lectura, ya están sucediendo en nuestros pequeños. Ellos comienzan abrazando ya la lectura digital a la que se ajustan como un guante, sintiéndose contrariados con el formato arcaico del papel y nosotros, los ya maduritos, no queremos que nos venga grande el nuevo traje de la tecnología y hacemos esfuerzos por llevar dignamente las nuevas líneas.


Nos adaptaremos y evolucionaremos, en definitiva, de un modo u otro seguiremos disfrutando de sus contenidos.

Besos lectores, ¿analógicos o digitales?

7 comentarios:

Susy dijo...

Supongo que llegará un día en el que los libros de papel ya no existan... mientras eso sucede intentaré seguir disfrutando de ese ritual que acabas de escribir y que me resulta muy familiar. Aún así intentaré estar con los tiempos ¡qué remedio nos queda!

Un beso

Ernesto. dijo...

Hola Mar, me llamó la atención esa determinación de "hasta aquí" en el blog de María Jesús... y hasta aquí me he llegado a ver quién se expresaba así.

Casi un año de diferencia entre esta entrada y las anteriores algo ha de decir de quien escribe... Ya que la línea de lo escrito no vería practicamente nada.

He ojeado tus textos, no los vídeos, y resultan inreresantes. Los repasaré con más detenimiento, también las películas. Lo que sí he decididdo es pasar tu blog a mi hija. Tenemos dos pequeñas en casa, 8 años en Mayo y 11 meses. Ésta última ya levanta su dedo índice y dice: "bat" (uno en euskera), en referencia al año que cumplirá el día 20.

En casa leemos todos, casi, y la mayor, que cuenta con juegos como cualquier niña, si algo destaca es la cantidad de libros que tiene. La lectura de varios cuentos es obligada antes de dormir contados por su madre y metidas las tres en la cama.

En cuanto al iPad, lo utilizarán desde luego, van con los tiempos, pero inculcamos en ellas la esencia de los libros tal como son.

Hablamos. Un abrazo.

Ernesto. dijo...

...dos años...

Mar dijo...

María Jesús prefiero pasear la vista por la lectura en el papel, hacerlo en la pantalla no me es tan placentero. Sin embargo escribir, es otra cosa, prefiero hacerlo en el ordenador. Alguna explicación habrá. Me estoy convirtiendo en un híbrido!!! jajaja..

Besos en evolución.

Mar dijo...

Hola, Ernesto. Mereces un mención de honor por poder compaginar la actividad de tu blog con el cuidado de tus pequeñas.
Mis hijos adolescentes van dejándome algo de tiempo libre que me ha permitido la licencia de proseguir con mi descuidado blog. Caray!! ahora me doy cuenta, dos años!! Intentaré seguir mimándolo.

Yo también rodee de libros a mis peques, pero no se cual fue el hechizo que no ha dejado desarrollar en ellos la pasión por la lectura, a pesar de que su madre los devora.

Con esto no quiero desanimarte, sigue creando ese entorno propicio y cuéntales muchos cuentos, es vital en esta etapa la fantasía y la creatividad al igual que la experiencia directa con su entorno.

Un abrazo.

Ernesto. dijo...

Hola Mar, tus palabras me ha hecho revisar mi primer comentario y cabe la posibilidad de que se haya creado una pequeña confusión...

La hija a la que le he pasado tu blog tiene 32 años y es la madre de las dos peques a las que les lee los cuentos antes de dormir... ¿Vas cogiendo el punto amiga?

Vivimos a 20m. unos de otros e interactuamos comiendo y cenando en una u otra casa todos juntos.

¿No te decían algo las canas de mi barba? jajajajaajajjajajaaja...

Un abrazo. Buenas noches.

Mar dijo...

Bueno, bueno, no había asociado las canas con una determinada edad, aunque papas maduros los hay.

jajaja...anecdótico primer encuentro.

Un abrazo.