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Imagen tomada de internet |
De pie frente a mi torre,
al pie de su base,erguida miro a sus almenas.
Siento vibrar bajo mis pies
marmolea y dura su pared,
Toque de arrebato vocea su campana.
Tiembla el suelo y su estructura.
Arranca sus pilares y se aleja.
Pierdo la mirada de su atalaya
y lo encuentro escondido en su muralla.
Cómplice tregua, muda se desliza.
Bandera blanca, pupilo de mi vida.
Sobre la piedra madre que le elevó,
se apoya en un abrazo conciliador.
Os puedo asegurar que con mi niña es otro cantar.
Besos de armisticio.
4 comentarios:
Por muy alta que sea la torre una caricia hará que mueva sus pilares se incline hacia tí.
Besos Mar
Solo tengo que esperar que el terremoto pase y esa caricia vuelve a sentar sus pilares.
Besos Gemela.
Ainsss, gracias por tus post! Para ansiosas como yo de los sabores especiales de la vida, es un grato regalo tus palabras!
Es ley de vida las arritmias familiares, no crees? Es mejor que me vaya haciendo ya a la idea de que por mucho que intente evitar repetir relaciones hijo/a-madre/padre, no es más que un ciclo vital por el que todos debemos pasar. La finalidad es conseguir mejorar ese ciclo a lo largo de las distintas generaciones, pero negar su existencia se me antoja utópico!
Besitos mil!
Estoy más que de acuerdo, Débora, es ley de vida y tenemos que estar preparadas para lidiar ese toro. Es una etapa difícil, pero con mano izquierda, confianza y diálogo (cuando ellos quieren) se pasa ese sarampión.
Besotes.
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